Hay una psicóloga de traje marrón, con falda corta y blusa blanca escotada. El pelo atado, tirante, doliente.
Con una vara de madera apunta a mi cerebro vencido y repite "no encajás, no encajás".
Que mal que esta la sociedad, que mal que se juzgue así a la gente. Y que mal sería que me hiciera problema por esta frase. Mucha gente piensa que me hago la loca, otra que soy. Otra que deliro peor que alguien que fume marihuana, y asi puedo estar todo un día; pero si yo me detuviera a analizar cada uno de los adjetivos calificativos que me otorgan, no podría ni existir, ni vivir, ni ser como yo quiero; simplemente estaría implementando un metodo de falsedad, por el cual sería nada más ni nada menos como EL RESTO QUIERE, y no como YO QUIERO. Por lo tanto, me innunde en mi nube, sin hacer un stop en esas 9 letras.
Entrecerre los ojos y ví el desarrollo de un pelaje extraño en su cara.
La barba me atrapo, me llevo entre luces blancas y azules; en el camino vi a un Darwin que me saludaba, un Quijote que lloraba entre molinos de viento, una manzana envenenada.
Abro los ojos, las tiras blancas me duelen. La cama blanca, la pared blanca, la enfermera blanca, mi mente blanca. La almohada azul. Por fín.
Descanso.
Con una vara de madera apunta a mi cerebro vencido y repite "no encajás, no encajás".
Que mal que esta la sociedad, que mal que se juzgue así a la gente. Y que mal sería que me hiciera problema por esta frase. Mucha gente piensa que me hago la loca, otra que soy. Otra que deliro peor que alguien que fume marihuana, y asi puedo estar todo un día; pero si yo me detuviera a analizar cada uno de los adjetivos calificativos que me otorgan, no podría ni existir, ni vivir, ni ser como yo quiero; simplemente estaría implementando un metodo de falsedad, por el cual sería nada más ni nada menos como EL RESTO QUIERE, y no como YO QUIERO. Por lo tanto, me innunde en mi nube, sin hacer un stop en esas 9 letras.
Entrecerre los ojos y ví el desarrollo de un pelaje extraño en su cara.
La barba me atrapo, me llevo entre luces blancas y azules; en el camino vi a un Darwin que me saludaba, un Quijote que lloraba entre molinos de viento, una manzana envenenada.
Abro los ojos, las tiras blancas me duelen. La cama blanca, la pared blanca, la enfermera blanca, mi mente blanca. La almohada azul. Por fín.

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